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Maiden sigue luchando para conquistar el trono IRON MAIDEN Palau Sant
Jordi, Barcelona, España, 23/7/00 Luego tocaron Entombed; éstos
dieron un concierto un poquito más largo y con más calidad sonora. En su
repertorio incluyeron algún tema de su primer disco que se notó bastante ya
que en sus trabajos anteriores metían más tralla que últimamente. No digo que
ahora sean una mierda, ni mucho menos, y cualquiera que escuche Entombed supongo
que notará que antes eran más tralleros. Bueno,
una vez se fueron Entombed, un cuarto de hora se hicieron esperar los Iron
Maiden hasta empezar el concierto. Pero cuando llegó la hora... Una tela negra
que había estado cubriendo el “tinglao” que habían montado se descorrió
dejando ver el espectacular el escenario, que era el mismo para toda la gira.
Como fondo había una tela con la portada de su último disco, aunque según la
canción cambiaban la tela. Pues bien el escenario era algo un poco raro: la
batería estaba rodeada (excepto la parte de delante, jeje) por una plataforma
que bordeaba el escenario y que a ambos lados se cortaba para dar paso a sendas
“tirolinas” que utilizaba Bruce para llegar a otras plataformas que estaban
a medio palmo del publico, encima de los altavoces laterales. El
concierto dio comienzo, como no, con la canción con que empieza su nuevo disco,
que fue el que tocaron con más entereza. No sé si por el cansancio de dar una
gira Europea, o porque empiezan a estar vejetes o por qué, pero esta vez les
faltaba algo. A ver, fue un conciertazo muy espectacular, con montajes
alucinantes como en “The sign of the cross” cuando al principio de la canción
aparecía Bruce como clavado en una cruz con alas de ángel que se iba elevando,
o cuando apareció un muñeco gigante de ED por el escenario “jugando /
incordiando” en las canciones, o cuando en “The number of the Beast”
empezaron a verse las míticas llamaradas y fuegos artificiales que iluminaban
el Palau. A todo esto, si le añadimos un juego de luces acojonante, con muchísimos
focos agrupados en tres grandes cruces que formaban el techo del escenario, se
puede entender que fuera un espectáculo digno de ver. Pero
esto es lo que no acaba de gustarme: ahora Iron Maiden (al menos en esta gira)
da conciertos de 2 horas en las que se hace imposible tocar los mejores temas de
su discografía y además los del nuevo disco. Ahora, Maiden parece que se
dedica a vender imagen: vale que su nuevo disco es bueno, y que en sus
conciertos llenan y revientan las salas, pero la mayoría de la gente va a ver a
Maiden porque son míticos y porque aseguran el espectáculo y no porque el último
disco sea mejor que otro. No digo que sea un mal disco, al contrario: es un
disco muy bueno pero en directo no acabaron de gustarme. Puede que en parte
fuera por la ausencia increíble de canciones míticas como “Be quick or be
Dead” o la mismísima “Run to the Hills” o “Aces High”. Pero
dejando a un lado lo que no ocurrió y quedándonos con lo que se pudo ver y
escuchar se puede afirmar con toda seguridad que fue un concierto en el que
seguro más de uno tuvo un orgasmo
(en “Fear of the Dark” fue múltiple). Puede que no sea el mejor concierto
que ofrece Maiden, pero es un concierto que vale la pena en todos los sentidos.
Si la gente en general es tan crítica con sus conciertos es en parte porque ya
van prementalizados de que ha de haber espectáculo y montones de gente gritando
y saltando, pero si lo comparamos con un concierto normal y corriente, y al
decir esto no digo que los conciertos de otros grupos no valgan nada, ¿que
resultado obtenemos? VAYA PUTA CAÑA DE CONCIERTO. La
gente se mostró especialmente emocionada con las canciones de discos anteriores
más que con las del “Brave New World”, puede que porque aún no hayan
tenido tiempo de pasar a la historia. Pero cuando sonó “The number of the
Beast”, “The Trooper”, “2 minutes to midnight”, o “The evil that men
do” era impresionante ver que todo el mundo cantaba “hasta las comas y los
puntos” y que en las filas de adelante era imposible estar sin botar, mover el
pelo o gritar hasta quedarse sin voz. Iron
Maiden nos volvieron a deleitar con un espectáculo sorprendente y con un gran
repertorio de canciones, aunque con algún hueco, muy bueno. Al final del
concierto tiraron muchas púas, las muñequeras, las baquetas, el agua... Creo
que lo único que no tiraron al público fueron las guitarras, jeje. A ver si la
próxima vez, ¿quizás el año que viene, dentro de dos? Esperemos que dentro
de muy poco...
NacxNota: las fotos pertenecen a los conciertos de Paris y Londres.
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