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NATAS & PEZ en Morocco 05/05/2001

NO HAY REBAÑO SIN PASTOR

Los martes menta y los sábados... Natas. Una pena escuchar el comienzo del show mientras entraba a Morocco. Sin embargo, el repertorio de Natas no ofreció sorpresas: algo de Delmar (lo mínimo para no extrañar), otro poco de Ciudad de Brahman (ya son clásicos), los temas nuevos de siempre (algún estreno, el excelente Patas de Elefante y la mística Corsario Negro que piden a gritos ser editadas cuanto antes... esto ya no da para más!!) y alguna que otra rareza sacada de la galera de Waldo, el que toca la batería en pijama pero maravillosamente bien. Los fans naciendo de la nada haciendo cada vez más barullo y reproduciéndose a gritos pidiendo que toquen las canciones que anhelan: I Love You! Xanadú! El Gobernador! Si, tal vez sea por la empecinada propaganda de Olmedo (el conductor de radio, no 'el Negro'), quizás el tardío reconocimiento de cierta parte de la prensa o el boca en boca del fanático fiel, pero los muchachos están llevando cada día más gente. Y directamente proporcional al aumento de su público fueron cambiando el lugar de sus shows por ámbitos más caretones para realizarlos (esto es: entrada un poquito más cara, shows más temprano y/o más cortos... quiero escuchar el tema de 15 minutos!!). Será para ofrecer un mejor show? Si es para que la banda crezca y, mientras que nada ni nadie quede en el camino, parece perfecto. Eso sí, no había ningún 'headbanger con el pelo atado hecho colita' como anunció un conocido vespertino semanas atrás.

Según dicen las segundas partes nunca fueron buenas. Y si bien nunca tuve la oportunidad de ver a Miguel (el primer bajista) en vivo, su trabajo en estudio es simplemente... exquisito. Pero el Pastor vino a demostrar lo contrario (hablando de segundas partes). No sólo ofreció un trabajo excelente ocupándose de las cuatro cuerdas "nateras" sino que fue capaz de aportar un sonido personal a la vez que rabioso. El sábado se rumoreaba un alejamiento de la banda y así parece. Por el momento ya no veremos más a Claudio junto a los Natas aunque no se descarta su inminente irrupción en la escena rutera argentina con algún nuevo proyecto(s) (Buffalo tal vez?). Cómo no extrañar ese sonido y sus morisquetas, no? A pesar de cierta tensión, incluso en los abrazos finales, Natas compartió con su audiencia un show bastante poderoso. Esa noche Sergio estuvo en ganador, y no era para menos: Natas fue bien recibida y al final se retiró aplaudida.

Luego del descanso vino lo desconocido: Pez, el combo rockero de Minimal que escandalizó a casi nadie (lo malo de ser under!) con la tapa de su primer disco (recuerdan los varios penes entremanos?) pero capaz de despertar extrañas pasiones entre sus fans. Más cercano a un Capitán Beto versión 2001 -original y sin nostalgias por lo viejo- que a un rock setentoso re-revisitado. Queda claro que no intentan revivir a los muertos, aunque pisoteando los cadáveres de aquellos sonidos saturados se alimentan, para surgir tan libres que dan asco. Canciones ascéticas de inmensos nombres en la boca de un esquizofrénico trovador (Ma questo no e vino, e aqua!). Perfectas interpretaciones e interesantes arreglos y colaboraciones: un tecladista picachu y un par de vientos furiosos (saxo más... imagínense por un momento cómo sonaría Ciudad de Brahman tocada con una flauta traversa) que por momentos taparon el sonido de la guitarra a pesar del jedbanging diabólico de su intérprete y el pelo de éste que luchaba en forma desenfrenada contra su dueño (tremendo peinado!), más una base bajo-batería que se guiñó las canciones sin destellar en ningún momento. Sólo hacia el final pareció despuntar un hilo de lucidez en mi aburrimiento al galope de un Caballo Loco. Pero no, falsa alarma y Pez seguirá sin gustarme a pesar de todo! Vale decir, una convivencia sagrada (dejen de robar nombres de los viejos vinilos!) demasiado prolija para el rock... quiero un poco más de putrefacción y qué bueno que existe el metal! Sí, y esto es eterno.

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