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Señoras
y señores, Don Ricardo Iorio y el Tano Marciello volvieron a sus
andanzas de dúo dinámico (¿Quién hará de Robin?). Acompañados por
Bin Valencia detrás de los parches, el trío de metal pesado
gaucho-nacional nos entrega su Piedra Libre, porque es para “Todos
los compañeros”, como reza el juego de la escondida, típico en
los niños argentinos. En los últimos trabajos (Almafuerte y A Fondo
Blanco) daba una sensación de desgano de parte de la banda, ya que
respetaba la formula de: canciones increíbles + canciones de relleno,
nunca superando los 40 minutos de duración. Lo que pasa es que cuando
hablamos de canciones increíbles, hablamos de eso, de canciones increíbles
(¡la rebundancia es a propósito! ¿eh?) y
un “Se Vos”, un “Homenaje”, “un A Vos Amigo”, “un
Triunfo”, “un Almafuerte”, alcanzan y sobran para cualquier disco.
Una buena composición de Marciello vale por diez del resto de las
bandas de la escena. Sin embargo, estos últimos discos pecan de
confiados y nunca se llegó, a mi entender, a la altura de “Del
Entorno”, bien crudo y brillante.
Piedra Libre es superior a los últimos por la sencilla razón de tener diez temas recién sacados del horno y bastante puliditos. Como si fuese poco, hay pasajes con aire a Del Entorno, conjugados con el gran sonido que provee un buen estudio y una buena masterización, es decir, un buen presupuesto. Arranca “Las Aguas Turbias suben esta vez” y ya sabemos con qué nos vamos a encontrar: buenos riffs, solos maravillosos, un batero más que correcto y un Iorio en su salsa. En el primer track se le ocurre una hipotética inundación de abajo hacia arriba y grita “sobrevivirá el valiente, huirán los ricos antes de que los lavabos regurgiten defecciones”. El paso siguiente es “Orgullo Argentino” que abre con uno de esos riffs por excelencia de Marciello y Ricardito me saca la primer desaprobación. A lo largo del disco, mi concepción sobre el y sus letras, se convertirá en un sube y baja constante. “Por ser quien no olvida y no ha de olvidar, patria, bandera y sentir nacional”. Nacionalismo. Con todas letras. ¿Otra muestra? “Cumpliendo un sueño de niño estoy, cantando el nombre de Juan Perón”. Estoy casi seguro de que Iorio no sabe, ni quien es ni que hizo Juan Domingo Perón. Pero Perón es del pueblo, y si es del pueblo, Iorio se ve obligado a venerarlo. Iorio es un tipo populista. Sin embargo, el populismo es peligroso, porque muchas expresiones populares han sido matanzas en nombre de una patria, es decir, una raya en un mapa. Pasado el trago amargo viene “Por Ser Yo”, un nuevo “Se Vos” donde el trío respeta la mezcla de guitarras limpias con criollas para ir pelando la distorsión, algo que le encanta al Tano, jugar con la ganancia del equipo. El amigazo Ricardo se muestra apocalíptico y brama: “Mi verdad mi razón junto al cedro y al bronce, los guardará la tierra”. Canción número cuatro y se viene el clásico temazo de cada disco de Almafuerte: “Allí en San Juan”, contando la andanzas por esa provincia donde “el buen vino nos dará la bienvenida”, plagado de guitarras corpulentas, donde Bin Valencia demuestra que solo esta para marcar ese tipo de ritmo preciso y constante. Cuando escuché “Amanecer en Open Door” por primera vez, supuse que se trataba de la parte aburrida del disco, sin embargo luego de repetir quinientas veces “Tengo un amigo”, Iorio y Marciello logran una conjunción perfecta entre música y letra, donde el ambiente de un instituto psiquiátrico de menores es cantando a dúo, con la garganta de uno y la guitarra del otro. Paso siguiente: “Regresando”, otra oda al insomnio (recordar “Al Pájaro”) donde la muñeca derecha del Tano nos entrega un machaque a lo “Lucero del Alba y donde Ricardito se queja por que “el sol con su cachetada sacude mi plexo” y además ruega que le “llegue el sueño reparador o llegue la extraterrestre abducción”. Y si hablamos de extraterrestre abducción, no hay mejor pie para otro delirio de muerte: “De un mañana bajo tierra”, otra de las mejores canciones del disco. Aparece la velocidad de la viola del Tano y el crestudo muestra una de las más locas imágenes de los últimos discos: “Imagino mi muerte operando una oruga excavadora, abriendo la fosa donde vivan los míos por venir”. Luego del Iorio cerca de la muerte aparece un Iorio súper combativo, que terminó por desorientarme para entender de que la juega. ¿Por qué? Porque “Sirva otra vuelta pulpero”, tema de Cuchilla Grande, mantiene un espíritu conmovedor donde familias se apoderan de un terreno, donde Iorio gruñe que hay que edificarlo, luego crear una escuela y pide “otra vuelta pulpero para mis amigos del asentamiento, que están cargando con el peso ante la ley por indocumentados”. Encima es el corte difusión. ¿Por qué no Orgullo Argentino? Comentario aparte merece Marciello, que durante el solo demuestra como recorrer el diapasón de un lado hacia otro, sin perder el gusto y sin correr una carrera contra tiempo.
Mis
oídos terminaron de escuchar “Sirva otra vuelta pulpero”, y suspiré
aliviado y pensé que no todo estaba perdido, hasta que arrancó “Cumpliendo
mi destino” y todo volvió a ser oscuro. “Prefiero a José
Larralde que a Che Guevara”, comparación de mal gusto entre dos
personas que no tienen nada que ver. Pero faltaba lo peor: “Guardo
de un hombre grande, guerrero nacional que hoy tienen preso. Puede haber
caballo verde mas no uno de ellos honesto”... “Puede haber
caballo verde más no uno de ellos honesto”... Gente detrás de la
pantalla: me comentaron que esta frase pertenece a Mohammed Alí Seineldín,
uno de los responsables de los levantamientos carapintadas del año 1991
quienes se alzaron en armas en “nombre de la patria”. Increíble.
Ahora, “uno de ellos honesto”, no dijo Seineldín, sino “un
judío honesto”. Al principio supuse que la frase tenia que ver
con un pasaje de Don Quijote de la Mancha, donde habla de un caballo
verde y de la honestidad, pero cuando me contaron que Seineldín había
dicho eso, y contra los judíos y encima Iorio dice: “guerrero
nacional que hoy tienen preso”, listo, ya esta. ¿Qué le pasa? Me
parece que cuando este salte a la luz se puede armar terrible quilombo,
como cuando paso lo de la Rolling Stone, pero que esta vez no se queje y
menos se ataje de “gente linda dirá que me saltó la ficha”.
El disco cierra con “Para todos mis compañeros”, mostrando
que Claudio Marciello es el mejor guitarrista del país y lo demuestra
con guitarra criolla en mano, regalando una especie de milonga.
El
disco es muy bueno, Almafuerte recuperó algo de velocidad y
agresividad, Iorio repuntó mucho con sus letras, el Tano hace lo de
siempre, solo que esta vez se nota que el es el encargado de todo lo que
tenga que ver con composición y sonido. Me da la sensación que
Almafuerte es un tira y afloje entre Marciello y Iorio. Iorio escribe lo
que quiere y el Tano toca lo que quiere, mientras ninguno se invada va a
estar todo bien. Recomiendo que escuchen a la banda solo como lo que es,
una banda de rock pesado, y que no se preocupen ni se hagan malasangre
como yo, porque Iorio va derechito a un mañana bajo tierra, pero parece
que antes quiere levantar polvareda con sus declaraciones. A mi, lo que
me desconcierta es que el corte difusión sea “Sirva otra vuelta
pulpero” y que Iorio, y sus ideas y personalidad, tengan cerca de
gente como Mollo, Gieco y Las Madres de Plaza de Mayo. Él no recapacita
más, podemos a empezar a hacerlo todos y mirarlo como lo que es o
fue... un excelente compositor. Piedra libre no es una paso atrás y
menos un paso adelante. Quizás lo sea al costado. veredicto: 8 Pablo Mileo |
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